La presencia en la terapia craneosacral

Ante la invitación de escribir sobre la presencia, me surgen más preguntas que respuestas. Pero vamos a ver si consigo entender lo que yo mismo pienso y siento sobre el tema y así poderlo compartir. Aunque quizás tan solo sirva como un mero punto de vista mas con el que poder descubrir si te sientes identificado o no, de tal manera que nos sirva a cada uno como una posible guía para encontrar un entendimiento propio.

Me surge la reflexión acaso se puede no estar presente, dicho de otro modo, ¿quién o qué, es lo que está o no presente? ¿Dónde o en qué estoy presente. ¿Acaso son igualmente interesantes todos los estados de presencia? ¿Tiene que ver entonces la presencia con el cuerpo? Porque el cuerpo siempre está presente. O ¿quizá tiene que ver con la conciencia, ese darse cuenta de uno mismo?

En el momento en el que me siento junto a un paciente, busco la postura apropiada, tomo una respiración profunda y suelto la tensión corporal tanto como me es posible, procurando aquietar la mente me dispongo a estar abierto, presente a la relación que se va estableciendo.

Si a continuación me surge un pensamiento que me distrae de estar en la escucha del proceso que estábamos compartiendo y esto me lleva a dedicar toda mi atención a ese pensamiento que me cautiva y entretiene, no se podría decir que no estoy presente. sino que mi presencia no está con él.

Ahondando en esto me surge otra reflexión; acaso uno mismo es el cuerpo cambiante que un día fue un embrión, pasó por la infancia, pubertad y que se acerca ahora a la madurez; o soy el que se da cuenta de ese y otros procesos (o ambas cosas a la vez). De aquí surge la pregunta ¿pudiera estar presente sin necesidad de estar en el cuerpo físico?

Cuando un cliente se tumba en la camilla y le pregunto ¿estas cómodo en esta posición? Y me responde si o no, en ese momento suele estar presente. Pero si le vuelvo a realizar la misma pregunta a mitad de sesión creo que pudiera responderme que no siempre es consciente de su propio cuerpo. Y sin embargo, tal vez aun no siendo consciente del propio cuerpo están teniendo muy presente un determinado evento de sus vidas, ya sea este pasado, presente o imaginario.

Entiendo, que cuando hablamos de presencia nos referimos a ese estado o habilidad no tanto de permanecer en el ahora; ya que creo que siempre estamos en presente, puesto que aun cuando recuerdo el pasado lo hago en el presente, ya sea, cuando imagino estar paseando por las dunas de Egipto, ya sea cuando siento el dolor de una perdida que sucedió hace años. Ambas cosas las percibo en el momento actual; si no más bien en estar en el ahora y además en el aquí, lo cual aún creo que todavía sigue sin ser especialmente valioso para el cliente que sigue tumbado en la camilla, pues podría estar en el aquí y ahora, presente, con mis manos delicadamente apoyadas sobre sus hombros y mis pies firmemente apoyados sobre el suelo y pasar toda la sesión entretenido en como mis pies están calientes y relajados, notando cómo mis rodillas se sustentan sobre los tobillos sin esfuerzo alguno por mi parte… Pero posiblemente esto continúa sin ser de gran ayuda para el cliente.

Posiblemente tendríamos que añadir que además de ser consciente de mi propio cuerpo, de mí mismo hasta donde yo sea capaz de identificar ese YO, de permanecer en el presente, lo cual siempre hacemos y de permanecer simultáneamente en el aquí. En el contesto de la sesión es necesario establecer también el campo de la Relación Soy, Estoy, Ahora, Contigo. A mi entender es desde aquí desde donde se produce la escucha profunda, la resonancia con el Espíritu, ese encuentro en Quietud Dinámica donde la historia puede ser contada y escuchada. Reflejada sin juicio, como el espejo que tan solo devuelve la imagen que se muestra frente a él sin ser falseada por interpretaciones personales. Es desde aquí, creo yo, donde se puede producir el cambio, ese Cambio que se autorregula desde el interior de cada ser vivo fruto de su conexión con la Vida, donde la homeostasis corporal se encuentra mas libre de dificultades para realizar su trabajo, donde el músculo que estaba contraído se distiendo, donde el órgano, el tejido que estaba comprimido encuentra la manera de expandirse, donde la emoción tanto tiempo retenida encuentra su manera de ser expresada, aceptada, donde la personalidad no se siente amenazada por el terapeuta y puede mostrarse tal cual es y ser reconocida por el otro y sobre todo por si misma, donde el espíritu encarna y se realiza en la materia.

Cuando el encuentro se produce allí donde está el cliente y donde necesita que se produzca el encuentro y no donde le gustaría o espera el terapeuta, es decir, sin expectativas fruto de un conocimiento científico, que por grande y valioso que pudiera ser, forzosamente ha de ser incompleto.

Cuando permitimos y facilitamos al cliente que se exprese tal y como es, que pueda desarrollar su historia verdadera, esa que aun no ha sido expresada o que es expresada constantemente de forma inconsciente y aun no ha encontrado ese instante de quietud de comprensión o de compresión aquietada, de escucha sincera, esa escucha que te invita a vaciar a dejar salir por fin, aquello que llevaba tanto tiempo escondido, atrapado, bloqueado, aquello que no fue escuchado en su momento.

Cuando alguien interesado por la terapia craneosacral biodinámica pregunta sobre que es lo que hace un terapeuta de esta practica, por que ha visto o experimentado una sesión y le dio la impresión, de que el terapeuta apenas hacia nada, es esta Nada, este no hacer, que puede llevar toda una vida de practica continuada el empezar a sentirlo en la piel, en las tripas, en los huesos, en todo tu Ser, el que lo hace Todo.

«Es este no-hacer el que marca la diferencia. Porque hay una gran diferencia entre una sesión dirigida por los buena intención y conocimientos del terapeuta, que realiza el diagnostico de lo que considera que está bien o mal, el pronostico y el tratamiento, y que aconseja lo que considera más apropiado para el cliente indicando finalmente cuando tiene o no que volver a la consulta. Con la practica compartida desde el no-hacer, el terapeuta procura mantenerse abierto a la experiencia directa del momento presente y sin ideas ni conceptos preestablecidos va constatando y dejándose impregnar por lo que desde la Resonancia del momento actual va surgiendo segundo a segundo entre ambos, entre los dos y el Universo.»

Procurando no poner ni quitar nada en la sesión que surja desde de sus expectativas o intereses, por genuinos que pudieran parecer a primera vista, si no mas bien confiando en la sabiduría interna de cada uno, de la sinergia que surge entre los dos mucho mayor que la suma de ambas potencias y ante todo confiando en la Inteligencia de la Vida.

Desde mi propia experiencia, aun tengo mucho que hacer, un gran camino que recorrer, muchos libros por leer y otros tantos por tirar, muchos diálogos con mis compañeros para aprender de y con ellos, y muchos encuentros en silencio para escuchar lo que no puede ser nombrado, mucha escoria que quemar en la gran fragua de la vida, antes de poder soltar todo lo que me mantiene entretenido en este viaje, dificultándome el Soy, Estoy, Ahora, Contigo.

Y sin embargo, más por revelación que por mis propios conocimientos, en ocasiones, cuando Soy, Estoy Contigo y por unos breves instantes se produce el encuentro en el que no me cabe duda, Algo profundo ha sucedido; tal vez el cliente lo experimente como una sesión extraordinaria en la que su vida ha cambiado profundamente, o tal vez pase desapercibida la experiencia hasta que llegue el momento apropiado. Tengo el convencimiento de que es desde aquí, desde el Soy y estamos juntos, desde donde se produce la profunda Sanación, que no precisa mas que de un breve instante para florecer, aunque puede necesitar de toda una vida para que se de esa posibilidad. Entiendo que estas habilidades que voy empezando a reconocer y que se precisan para ser un «buen» escuchador, o acompañante de tu proceso, o un «buen» terapeuta craneosacral aún no están desarrolladas dentro de mi mochila, y aunque procuro abrirme a la posibilidad de que el cambio se dé en cualquier momento, también observo que parece que el proceso todavía llevará su tiempo. Así que a ti, que lees esto, tal vez como interesado, compañero de trabajo o cliente tan solo te puedo ofrecer el intento mas que la consecución, la alegría de la búsqueda más que la sensación de haber llegado, el caminar juntos, aunque solo sea por unos instantes; el camino del que no tengo certeza donde llegará, y sin embargo, estoy aprendiendo, y lo podemos compartir, A DISFRUTAR.

Javier de María